jueves, 7 de noviembre de 2013

El Mobbing y el pacto silencioso...Qué hacer?

Silvana Giachero trabaja como psicoterapeuta desde 1989 e investigadora en riesgos psicosociales Mobbing y estrés desde el año 2006. Es fundadora y presidenta de ACAMLU (Asociación contra el acoso moral y laboral en Uruguay - asociación civil sin fines de lucro) y escritora de Por la salud mental de nuestros hijos y el manual de mobbing Acoso Moral Laboral, una amenaza silenciosa en la sociedad actual. En esta nota cuenta  a Crisol de Vidas sobre cuáles son las medidas a tomar si se está sufriendo de acoso en el lugar de trabajo.





¿Cuándo y cómo se formó ACAMLU?

ACAMLU se formó en el 2008, por ahí empezamos con unos intentos de armarla pero en realidad se legalizó este año, en 2013, cuando hicimos el Congreso, ahí logramos la personalidad jurídica de ACAMLU.

¿Cómo empezó tu vínculo con ACAMLU?

Fue un poco una idea mía y de la abogada Ana Véliz, y de un grupo de pacientes en ese momento que tenían ganas de hacer algo de reivindicar desde su lugar de víctima. Y bueno, de ahí surge la idea de armar una ONG, pero nunca logramos que funcione como tal, porque una ONG en Uruguay es muy complicado, lleva tiempo, hay que hacer elecciones, etc. Entonces cuando tuvimos que lograr la personalidad jurídica lo que hicieron fue votar y me eligieron como presidenta, pero en realidad lo que  siempre quise fue dejar armada una ONG y yo dedicarme a la investigación, o sea, a mí no me interesa ser la presidenta de ACAMLU, entonces ahora tendremos unas reuniones donde vamos a ver si podemos hacer que se vote a otra persona como presidente. Justamente para seguir adelante con el trabajo porque no le puedo dedicar mucho tiempo. Hoy soy la presidenta pero por una cuestión de formarla y sacarla adelante.

¿Toda forma de maltrato significa acoso laboral, o para que ese maltrato sea considerado acoso debe tener ciertas características?

Para que ese maltrato sea acoso debe tener tres características importantes: primero tiene que ser repetitivo y darse muchas veces, a lo largo del tiempo. Y esto es como paradójico porque cuando uno habla de violencia doméstica o de acoso sexual, la misma ley dice: "una sola vez ya será castigado/a", pero en el acoso laboral se da este fenómeno de que tiene que ser repetitivo, sistemático y durante un tiempo determinado. A su vez tiene que haber la persona que acosa, el acosado y los testigos silenciosos, una empresa que propicie o haga como que no ve esta situación, lo que nosotros llamamos "El pacto de silencio" que se genera alrededor del acoso, donde todos saben, todos ven pero nadie dice absolutamente nada y se sigue maltratando a la víctima. O sea que no es el síndrome del quemado. Hay una gran diferencia entre el síndrome del quemado y la víctima que sufre acoso. El síndrome del quemado es una patología laboral, quien lo sufre no quiere seguir yendo a trabajar, no le gusta el trabajo que hace, incluso entra  en una situación de crisis vocacional. En cambio quien sufre Mobbing sí quiere ir a trabajar, sí le gusta su trabajo. Más bien lo que quiere es que lo dejen en paz, que le permitan trabajar tranquilo. Tampoco es un estrés, si bien el Mobbing es el mayor factor de estrés psicosocial que hoy se está presentando a nivel mundial. Tampoco son conflictos, porque el acoso laboral no es un conflicto. Acá no hay dos ideas que negociar. Acá lo que hay es que alguien está abusando de otra persona, entonces como tal tiene que ser sancionado.

¿La persona acosada necesita llevar testigos del acoso para denunciar su caso?

No necesariamente, es decir, los primeros pasos a seguir antes que nada es hacer la denuncia interna, dentro del propio trabajo, dentro de la propia empresa, en el Departamento de Recursos Humanos o en Salud Ocupacional o dentro de la gerencia o al mismo dueño. Si el dueño no hace absolutamente nada o el Departamento de Recursos Humanos no hace nada o interviene mal, entonces se debe hacer la denuncia en el Ministerio de Trabajo y en el Ministerio de Trabajo sí piden testigos. Mucha gente no quiere salir de testigo porque le da miedo. Porque lo que genera esto es miedo a perder el trabajo, miedo a que si yo defiendo a la persona con quien se la están agarrando después se la agarren conmigo... Pero de todas formas cuando uno cita a los testigos igual tienen que ir. Por eso es muy difícil tener pruebas. Si los testigos no hablan, no tenés nada filmado, nada grabado, no tenés nada por escrito que demuestre el hostigamiento, este se convierte en algo totalmente invisible para los ojos de los demás y es muy difícil litigar. Por eso siempre digo que acá lo importante cuando alguien sufre de Mobbing es que la persona se cure y recupere su vida. Que consiga otro trabajo, ayudarla a conseguir o a pedir un traslado, pero lo más importante es curar a la persona. La parte legal va por otra vía, que puede salir o no puede salir, pero en realidad, quien debe frenar el acoso es la empresa.


Muchas veces el Ministerio de Trabajo, cuando hay acoso determina que no lo hay, entonces la empresa no hace absolutamente nada y ahí la persona queda en peores condiciones y encima con un historial de una denuncia en el Ministerio de Trabajo. Por eso hay que tener mucho cuidado sobre cuáles serán las estrategias a seguir.

Por eso digo que esto es un problema que se resuelve desde lo psicológico. Lo legal es algo totalmente accesorio. Si bien se respeta que hay gente que quiera ir por lo legal, ganar un juicio no cura a las personas. No saca el daño que te causaron ni la plata ni que te pidan disculpas. Si bien las personas necesitan eso de ser reconocidas, que no fue algo que hice yo, eso se puede resolver desde lo terapéutico. Porque una cosa que le pasa  a la víctima es que internaliza la culpa y siente que ella es la responsable, que desde algún punto ella generó esta situación, eso hace que realmente se enferme: la internalización de la culpa. Y lo que hay que trabajar es para disculpabilizar. Y un juicio aunque salga positivo a favor de la víctima no saca la culpa. Alivia un poco pero en definitiva el daño ya está hecho.

¿Se tomarían como pruebas válidas algo escrito o la grabación de un celular?

Sí, sí, por supuesto. Uno puede contar: no me miró, me mira mal, no me saluda, me hacen el vacío, ¿pero eso cómo hago para probarlo? Con testigos o filmando y grabando también. A veces son mejores las grabaciones. Después lo otro que se puede registrar es todo lo que tiene que ver con e-mails, con investigaciones administrativas, con sanciones, con las calificaciones. Toda esa otra parte de acoso organizativo, donde se utilizan las herramientas de la organización para destruir a la persona.  Pero la parte invisible, la que hace al corazón del acoso ¿verdad? no me miran, me desprecian, no me invitan, me sacaron la silla, el escritorio, me sacaron tareas, me sancionan por cualquier cosa, me quitan las licencias, los demás tienen privilegios que yo no tengo, no dejan que la gente se me acerque...todo ese combo es lo que hace al acoso y es lo más difícil de probar justamente.

¿Por qué en Uruguay cuesta tanto admitir que existe acoso laboral y no hay normativa legal en cuanto a este tema, mientras que en otros países ya se tipificó como delito hace mucho tiempo?

Lo que pasa es que en los otros países hace mucho que se está trabajando en esto. Acá en Uruguay es un tema nuevo. En los demás países, Marie-France Hirigoyen (médico psiquiatra y psicoanalista especializada en la terapia del acoso moral) en Francia, Iñaki Piñuel (psicólogo, ensayista, investigador y profesor, especialista europeo en la investigación del mobbing) en España cuando vinieron al Congreso me contaban que les pasó exactamente lo mismo que nos está pasando a nosotros. Para llegar a tener una ley hay que caminar un largo camino. Aparte la ley regula pero no soluciona el problema de base, que es un problema de las organizaciones de trabajo y es un problema de los sujetos, de cómo se vinculan, y de la cantidad de individuos psicopáticos que hay y cómo llegan a cargos de poder. Es un tema que tiene que ver con la conciencia, por eso mi lema siempre fue: hacer visible lo invisible. Primero hay que hacerlo visible, después hay que animarse a medir y ver cuál es la realidad en la que estamos y luego hay que empezar a buscar medidas, no solamente de intervención sino de prevención, porque una vez que se desata el acoso laboral todos terminan sufriendo: la empresa padece, puede llegar a cerrar por ese motivo, pierden mucho dinero por juicio, mal prestigio, por otro lado quien sufre mobbing se ve afectado física, psicológica y económicamente. El equipo de trabajadores que formaban parte de ese grupo todos terminan dañados de una manera u otra. El hostigador es el menos dañado porque es al que no le importa nada.. Y siempre de alguna manera se la arregla pero algún daño colateral sufre. Hay que apostar a la prevención y para eso empezar a animarse a hablar del tema.
Pero más allá de que en los países de Europa hay ley - en algunos, no en todos - y en algunos hasta 10 años de prisión para el que hostiga , y se sanciona a la empresa como responsable, igual hay mucho acoso laboral. Y en época de crisis como la que está pasando ahora España es terrible la cantidad de acoso laboral que existe... y hay ley. Por eso te digo: la ley no frena esto, solamente lo regula. En lo que se debe trabajar es en la prevención.

¿Cuáles son los daños emocionales que puede contraer la víctima?

Los daños más visibles son los físicos, porque se empieza con trastornos del sueño, dolores musculares, dolores de cabeza, contracturas, empieza con el síndrome del domingo, cuando se acerca el lunes no quiere ir a trabajar. Y desarrolla un montón de otros síntomas que tienen que ver con cosas que la persona ya tenía de base: diabetes, hipotiroidismo, presión arterial, problemas de alergia, hasta cáncer puede llegar a desarrollarse por el estrés y la presión en la que se vive. Y a nivel psicológico se presentan cuadros que pueden ser diagnosticados como de depresión, fobia, síndrome del quemado, pero que en realidad no es así. Es un cuadro de estrés pos traumático. El síndrome de estrés postraumático es el que sufren las víctimas de violencia sexual, accidentes trágicos y grandes catástrofes. Entonces no es una patología, es una secuela de un daño que se genera a nivel psicológico. Este trastorno tiene un montón de síntomas, entre ellos el miedo, la culpa, la introversión, el autoaislarse, estar permanentemente en un estado de hipervigilancia, las crisis de pánico son lo más común. Al llegar sentir dolor de panza, taquicardia, sudor frío, desmayarse al llegar al trabajo o estando en él. Todo esto responde al síndrome de estrés postraumático. Por eso ni un antidepresivo ni un ansiolítico hacen que la víctima mejore.

Pero son siempre daños reversibles...

Si se curan como se debe sí.  Con ese fin tenemos terapias específicas para trabajar con la víctima de acoso. Porque si esto se cronifica, el sujeto hostigado cambia para siempre, ya no vuelve a ser la misma persona.

¿Se han resuelto con éxito casos de acoso laboral en Uruguay?

Sí, lamentablemente muchos menos de los que uno quisiera, no? He tenido casos que por suerte no han llegado a la justicia, los hemos logrado resolver con la empresa. Hubo casos en que la persona renunció y consiguió un nuevo trabajo. Se ha despedido al acosador...no hay que tener miedo porque quien acosa es un mal trabajador, hace daño y perjudica a la empresa y se trata de gente que fácilmente consigue trabajo nuevamente porque se saben vender muy bien. Generalmente cuando es la víctima que pierde el trabajo es ella a quien después le cuesta mucho más conseguir, porque está dañada emocionalmente, sobre todo en lo que se relaciona con la imagen que tiene de si misma, cree que no va a poder volver a conseguir trabajo. Tiene mucho miedo de volver a  pasar por esa experiencia, de volver a estar en una relación de dependencia donde quede expuesta a la misma situación de violencia psicológica. Por eso intentamos que cuando lleguen al consultorio lo hagan lo antes posible y no en la etapa final del acoso. Porque si se trata esto cuanto antes se pueden hacer mejores cosas, se puede trabajar más en equipo y lograr mejores resultados.



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