domingo, 9 de septiembre de 2012

Cuando la vida vale menos que la bala que la mata

Julio Alonso es un periodista español. Cubre conflictos desde los diecinueve años  y realiza tareas humanitarias. Colaboró en la evacuación de niños afectados por bombas químicas de la frontera del Sur del Líbano. Participó con el equipo de emergencia de coordinadora de ONG, en el caso del terremoto de Haití, para la provisión de medicamentos y traslado médico, en una labor conjunta con el URUBAT. Trabajó en el Proyecto de Alerta Temprana contra la violación masiva de mujeres en zonas donde estos hechos son una situación cotidiana. Presentó pruebas en el Tribunal Penal Internacional de La Haya, junto a su colega Iván Durán, sobre el genocidio en Darfur. Tras rescatar a dos testigos de las matanzas en Muckjar y Bindisi y mediante la localización de fosas, se emitió la orden de captura de un presidente sudanés implicado en esos hechos. 

Para más información:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/04/21/comunicacion/1240332467.html
El prestigioso reportero piensa que el periodismo no es sólo cubrir fríamente lo sucedido, sino mostrar un fuerte compromiso social. Es arriesgarse a denunciar verdades. Es alcanzar medicinas, abrigo y comida en  zonas de desastre y de crisis. Es por ejemplo, como lo hizo Julio junto a Álvaro Carballo(periodista uruguayo) acercar una cajita de colores, porque los niños en la guerra también necesitan libritos para colorear.
  Durante un encuentro con estudiantes de periodismo en la Sala de Actos de la Universidad de Trabajo del Uruguay (UTU Central) en que reveló los horrores de la guerra, expresó que la dignidad se suprime en esa forma de muerte humana.

¿Cuál fue la cobertura más difícil que le tocó hacer?
Cobertura difícil físicamente, como conflicto, el de Bosnia, para mí ha sido el más complicado. Sobre todo porque era el más largo, el que más o menos además terminabas implicándote, y te afectaba directamente, porque era un conflicto que estaba a dos horas de vuelo de mi casa ¿no? Entonces yo me montaba en un avión y en dos horas llegaba a Croacia y en Croacia empezaba la guerra. Y luego la cobertura más difícil fue una investigación que hice sobre el batallón 101 de Argentina, que era un batallón dedicado a la represión y digamos que se reorganizó en una mafia de narcotráfico y hasta que logré demostrar mi inocencia estuve dieciocho meses en la cárcel en España. Fue una experiencia por un lado dura y por otro lado muy satisfactoria, primero porque logré salir bien y logré demostrar que lo que contaba era verdad. Aparte hice un documental, dentro de la cárcel donde estuve, hecho por los propios internos y monté un taller de televisión. Entonces, por un lado me compensó, pero por otro fue lo más duro porque, claro, para mi familia, para mucha gente, la pelea fue demasiado dura como para que la aguantara. Son los dos recuerdos..., como conflicto, el de Bosnia, me parece uno de los peores que he podido cubrir, y como experiencia periodística esa investigación que luego salió bien, pero fue un precio muy alto el que tuve que pagar. Me alegro de haberlo pagado, pero dolió.

¿Qué significa la muerte para usted?
La muerte de un ser querido significa un dolor inmenso. Y la muerte propia, que me imagino que es lo que me preguntas, me parece que es como una cosa más de mi trabajo. Suena a valiente, pero es muy cobarde, y suena a prepotente, pero es de lo más humilde. Es decir, yo pienso que muere mucha gente, ¿no? entonces, si tú no vas a contar que muere gente, van a morir más. Y si tu muerte...es decir, la muerte de un periodista suele tener una repercusión, por desgracia, positiva porque de repente el mundo gira la cabeza y se da cuenta de lo que está pasando . Pues, a lo mejor, la muerte de un periodista en un conflicto es hasta positiva. Entonces , si me tocara, lo afronto como una cosa muy natural y como algo que merece la pena ¿no? Yo espero no morirme, pero si me muero...mi hija tiene instrucciones, con mi hijo ya lo hemos hablado, aunque tiene seis años, y mi pareja que es periodista y también hace lo mismo que yo, y ahora está un poquito más retirada, lo asume. Es un gaje del oficio que asumimos, que nunca queremos conocer esa parte del oficio ni quiero ver mi funeral, pero ...pero ocurre.

¿Es difícil para su esposa equilibrar su trabajo con su maternidad?
Hombre, no es difícil, lo único es que, la cosa para la mujer es que ella es la que tiene el niño al principio ¿no? Luego ya ha crecido. Y lo que pasa es que uno de los dos ha decidido bajar los riesgos y ha preferido ella bajar los riesgos, cosa que yo lo agradezco, no tanto por el periodismo, sino porque estoy metido en programas de cooperación y de protección a minorías vulnerables, a investigaciones para Tribunal Penal Internacional de Derechos Humanos, y me parece, bueno, que eso no tenemos que dejar de hacerlo. De hecho, cuando venimos a Proyectos como el que hemos estado haciendo en San José, venimos los dos juntos. Es un proyecto que sí podemos compartir con nuestro hijo. Hemos trabajado mucho juntos, tanto en el periodismo como fuera, en proyectos humanitarios. Entonces, en esto me ha dejado un poco a mí ser el que siga viajando y el que siga jugando un poco con este mundo extraño.


























"Pertenezco a un grupo de gente que está documentando ahora mismo violaciones en el Congo y está aportando a la ONU, gracias a la colaboración además de los cascos azules uruguayos, a detenerlas y a que el mundo se entere de que las violaciones masivas que se están utilizando como un arma de guerra, son un delito que hay que pararlo y se puede parar."






La realización del documental ‘Darfur, pruebas del genocidio’ ha sido una odisea en sí misma. Julio Alonso e Iván Durán tuvieron que entrar dos veces en Darfur para poder realizarlo. La primera, para conocer la zona. La segunda, desde el Chad y la República Centroafricana, para grabar los testimonios.
Julio e Iván visitaron zonas de Darfur donde la prensa internacional ya no puede llegar porque es sumamente inseguro, complicado y porque el Gobierno de Sudán ya no concede visados a los periodistas extranjeros. Apenas quedan agencias humanitarias trabajando en esas zonas, y las que hay no quieren ser entrevistadas ante las cámaras por miedo a que Jartum tome represalias. El documental está grabado con cámaras Dv Cam, un modelo que pasa casi desapercibido, y las cintas tuvieron que ocultarse en lugares insospechados para que no fueran incautadas durante las semanas que duró la grabación.

Primera parte del documental Márgenes en guerra:

CIVILES - "Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata. " - Eduardo Galeano, escritor uruguayo.



La  serie documental Márgenes en guerra producida en 2003 y dirigida por Julio Alonso es un recorrido por conflictos bélicos, que muestra a quienes se involucran en dichos sucesos: ideólogos, soldados, civiles y reporteros.