Se trata de un autor que es dueño de un estilo sorprendente. Sus obras son una receta mágica que combina la cantidad justa de agudeza, de poesía, de humor y de ironía.
El resultado: transmite una mirada inteligente de las cosas de la manera más inusitada.
Máximo Ballester nació en San Fernando, Buenos Aires, Argentina, en 1964. Su libro más reciente es Poemas de autoayuda y aforismos para morir mejor (Ediciones El mono armado, 2011). Sus otras obras publicadas son: Disfraz
al agua (Ediciones Ocruxaves, 1998), Musas Extraviadas (Editorial Dunken,
2008), En la orilla (Ediciones El Mono Armado, 2009).
¿Cuándo te diste cuenta de que lo
tuyo era escribir?
Escribir es una faceta muy
importante de mí, pero no lo es todo (aunque en el momento de escribir un poema
concentrado y aislado es lo único que me importa), así que digamos que “lo mío”
es una totalidad, se trata de las cosas que soy, como cualquier otra persona,
cosas acaso menos interesantes pero que tienen su lugar y su importancia.
Escribir es una necesidad para mí, un canal vital de expresión. Y me di cuenta
de que era así cuando sentí, hace muchos años, que en ese acto solitario,
callado y enteramente individual, me jugaba todo. Es decir que escribir un
poema se volvió para mí una labor de compromiso, una excavación profunda en mí
mismo y un ir hasta los huesos en cada cosa, en cada tema. Me di cuenta de lo
importante que era para mí porque sentía tristeza al no lograr un buen poema y
una plena felicidad cuando escribía y sentía que estaba por dar con algo bueno.
Entendí que tenía una mirada propia de la realidad, de los hechos, de los seres
y las cosas. No sé si es una mirada muy distinta, pero sí una que me permite
creer que tengo algo para contar, y que hace que me preocupe por cómo hacerlo.
De modo que tengo un gran interés por las formas, por la sensualidad de las
formas, y por la voz y el tono que empleo al momento de escribir. Lo digo
siempre: creo que a un poeta lo define la mirada. Teniendo esa mirada, digamos
particular, puede escribir o no pero ya es un poeta. Lo es en otros lenguajes,
en los actos, en sus impresiones del mundo, y en las características y
elementos de su propio mundo interior.
¿Cómo influyó el lugar donde
viviste en tus obras?
La verdad es que no lo sé del
todo. Siempre influye el lugar y su gente. Los ambientes y lo que sucede en
ellos, lo que conforma una realidad cotidiana. Pero no sé decir qué grado de
influencia. Viví en varios lugares y sé que esos lugares: la casa, el paisaje
las calles y su gente, etc., están de alguna manera en lo que escribo. Suelo
fijar mi mirada en los objetos (de esa curiosidad doy buena cuenta en Musas
Extraviadas y en los aforismos de mi último libro), y a veces da lo mismo si
ese objeto –que puede ser un cuadro, una clepsidra, un candelabro o un sifón–
habiten en Tigre, San Isidro o Chacarita. Otras veces, no, claro, y tendrá que
ver seguramente con las personas que rodean a ese supuesto objeto, su historia,
su territorio dentro o fuera de una casa, la luz y temperatura del lugar, su
función asignada en ese determinado lugar, y dependerá también de lo que uno
quiera contar. Hoy día, volviendo al tema del lugar como influencia, le doy
mucha importancia a esos otros lugares que, por razones de trabajo, transito.
Esto me permite tomar contacto con lo que pasa en otras partes, observar otras
cosas, y esto es valioso a la hora de sentarme a escribir. Finalmente, el lugar
es uno mismo, es ese ocasional lugar pero pasado por uno, por la mirada, la
percepción de cada quien y su relación con todo lo que lo rodea. Pero por
supuesto que tiene su grado de importancia. El lugar donde se pertenece
condiciona, limita, pero también es una fuente inagotable de aspectos y
recursos, es identidad, color e historia.
¿Pensás que un escritor no debe
buscar al tema sino que el tema debe buscar al escritor?
Pienso que se dan las dos
opciones, sin preponderancia de la una sobre la otra. Yo prefiero hablar de
“encontrar”, que creo al fin y al cabo es lo que se da en un poeta. Hay que
estar atentos, receptivos a lo que se nos pueda manifestar y tratar de hacer
algo interesante con eso. Descubrir qué tenemos para decir, qué sensaciones nos
provoca determinada cosa. Suele pasar que en la búsqueda se encuentran otras
vertientes, otros subtemas, que a menudo terminan por ser más atractivos que lo
que buscábamos en un principio. Claro que si uno se consagra a una carrera loca
por cierta obsesión y se desvive por sacarle punta a ese objetivo que lo seduce
y no ve más allá ni a los costados, es posible que no encuentre otra cosa y se
pierda aspectos importantes, u otros elementos para escribir poesía. Acá
entonces aparece el tema del viaje. El viaje es el viaje en sí mismo. Viajar es
lo que nos depara el viaje con cada una de sus alternancias y características,
y no sólo el lugar de destino. Es decir: el mientras tanto. En ese viaje es
donde al poeta se le aparecen distintas posibilidades y formas, distintos
colores y texturas, se destapan piedras, se vislumbran otros rincones, y es
entonces donde debe estar atento, aprovechar las pequeñas cosas que hacen a la
poesía, lo lateral, lo subterráneo, y todo aquello que en apariencia es nimio o
desechable. Luego los temas en poesía, y en el arte en general, son siempre los
mismos. Lo que cuenta, se sabe, es el modo de tratarlos.
¿Qué opinás sobre estas frases:
“Cuando necesito leer un libro lo escribo” – Benjamín Disraeli “ “Uno no llega
a ser quien es por lo que escribe, sino por lo que lee” - Jorge Luis Borges.
“El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el
hombre” – Jean –Paul Sartre.
Supongo que la frase de Disraeli
tiene que ver con aquello de que uno trata de escribir lo que le gusta leer.
Aunque, claro, la literatura es algo más complejo que eso. De todos modos, creo
que la frase es antes una humorada que un desprecio a los demás autores y a
todos los otros libros de los que no es autor Disraeli. Cuando alguien necesita
leer un libro todo lo que deberá hacer es procurar que sea bueno. Algo, alguna
cosa le dejará ese libro. Para su vida o para lo que fuera, y, si es escritor,
tal vez para sus propios libros.
En cuanto a la frase de Borges,
creo que se trata de una verdad a medias. Esto quiere decir que de algún modo
lo dicho por él no es verdad, salvo que haya querido referirse exclusivamente a
ser un escritor cabal. Pero en cuanto a ser, bueno, creo que a uno lo conforma
todo lo vivido, la educación que nos hayan dado, el ambiente y las personas con
las cuales se ha relacionado, los hechos propios y ajenos, todo lo
experimentado, sentido, visto y pensado; lo que llamamos experiencia. Pensemos
en un analfabeto, por ejemplo. Ese analfabeto Es, es alguien, es una persona a
pesar de no haber leído jamás un solo libro.
La frase de Sartre es certera.
Coincido. Pero se trata del mundo-planeta, no del mundo que conformamos todos
los que habitamos en él. El planeta Tierra como concepto no sería el mismo sin
la humanidad. Pero podría ser –existir–, en tanto planeta, perfectamente sin la
vida del hombre. Marte, Mercurio y Venus, por ejemplo, no necesitan de
nosotros, y tampoco de nuestra literatura.
¿Con qué autor de otra época o
de otro país te hubiese gustado conversar y sobre qué?
Con muchos. La lista sería
larguísima, pero sin dudas me hubiera encantado conversar –o tan sólo oír y
ver– con Salinger, Dostoievski, Lorca, Borges, Schopenhauer, Whitman, Cortázar,
Kafka, Artl, Pessoa, Carver, Bukowski, Cioran, César Vallejo, Horacio Quiroga,
Chejov, Lispector, Hemingway, Emily Dickinson, Girondo, Bolaño, Huidobro,
Prévert y varios más. Hubiera conversado de cualquier cosa, del sexo de los
ángeles, de las hormigas soldado, de la importancia de usar casco, del secreto
de la pizza a la piedra, de tragos y de todas las cosas del arte y de la vida.
Disfrutaría cada minuto y cada tema, y todo adquiriría para mí una importancia
suprema.
¿Sobre qué cosas escribís con
humor y sobre qué cosas nunca podrías escribir empleando el humor?
Es verdad que hay límites, o al
menos los hay desde nuestra perspectiva, y ciertas cuestiones tratadas con
humor no ganan, sino más bien todo lo contrario. Hay tragedias o aspectos y
situaciones de esas tragedias con las que sí es factible hacer humor, pero con
otras, que suelen ser más cercanas, dolientes y determinantes, no. Claro que
hay un humor negro de uso habitual donde todo parece estar permitido, que es el
oral, el que aparece en forma de chiste o frase y que suele ser cruel, pero en
literatura no siempre se sostiene ese mismo humor, o no da el mismo resultado o
el tema necesita de otro tratamiento, otro registro. La ironía, el absurdo, lo
sarcástico, lo desopilante, la parodia, todo lo que conforma el humor en
literatura no son cosas fáciles de lograr. O al menos para mí no lo es. Aunque
el humor siempre se me haya dado de manera natural, trasladarlo a la escritura,
plasmarlo de modo que eso tenga un sentido, algo que lo justifique, no es tan
fácil. Se corre el riesgo de escribir una tontería o algo de mal gusto.
* "De todo lo que deseé me queda haber amado. Soy una pelota. Y mi alma un hombre encorvado que mira de cerca un camino de hormigas. Soy una pelota que rueda. Y al rodar se me caen dos o tres palabras que guardo para hacer un poema. Pero sobre todo soy el poema que nunca pude escribir." (Notas para un poema IV, 2008, del blog Musas Extraviadas)
* "De todo lo que deseé me queda haber amado. Soy una pelota. Y mi alma un hombre encorvado que mira de cerca un camino de hormigas. Soy una pelota que rueda. Y al rodar se me caen dos o tres palabras que guardo para hacer un poema. Pero sobre todo soy el poema que nunca pude escribir." (Notas para un poema IV, 2008, del blog Musas Extraviadas)
Muchas gracias, Rosemarie Gorgorita Gorgoroso por tu nota, por tu interés y dedicación en el post de tu blog, con todo lo que me cuesta decir algo más o menos hilvanado teniendo en cuenta que a menudo creo que no tengo mucho para decir acerca de nada. Abrazo grande.
ResponderEliminar¡Excelente nota!
ResponderEliminarMuchas gracias a vos, Máximo. De todo lo que decís uno sale siempre muy enriquecido. Leí otras notas que te realizaron que están muy interesantes. Para mí es un privilegio que me hayas concedido la entrevista. Un gran abrazo !
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